TIEMPO:

1. Duración de las cosas sujetas a mudanza.
2. Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos,estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.
3. Parte de la secuencia de los sucesos.
4. Época durante la cual vive alguien o sucede algo.

Éstas son tan sólo cuatro de las 18 acepciones que tiene la palabra tiempo y aún así…¡me parecen pocas para lo que este concepto engloba!.

Es frecuente que nos quejemos con frases como: «me falta tiempo», «paso demasiadas horas del día trabajando» pero más significativo es cuando nos paramos a analizar los saltos que normalmente queremos hacer en él. Cuando nos levantamos y ya estamos deseando que llegue la hora de salir de trabajar, cuando acabamos de venir de vacaciones y ya pensamos en las siguientes; cuando estamos pasando un mal momento y tan sólo queremos que pase, sin aprender de él…Un sin fin de situaciones en las que queremos saltar, en las que idealizamos el futuro y despreciamos el presente. Según esta ley: ¿no nos damos cuenta que cuando el futuro llegue ya lo despreciaremos porque se convertirá en presente?.

«El niño quiere ser adolescente para no depender afectivamente de sus padres, el adolescente quiere trabajar para no depender económicamente de sus padres, el soltero quiere tener pareja para esquivar la soledad, la pareja quiere tener hijos para dar sentido a su vida y esos padres quieren que sus hijos crezcan para asegurarse que discurren por el sendero correcto. Cuando tienen pareja, dinero e hijos encauzados quieren jubilarse para disfrutar de todos ellos y del tiempo libre y cuando consiguen todo lo que anhelaban, se dan cuenta de que el tiempo ha pasado demasiado deprisa, de que no había motivo para querer adelantarlo pues al final todo llega, y al tomar conciencia de esto, desean volver a ser jóvenes, sin dinero, sin pareja, ni libertad de horarios, pero con un buen puñado de minutos por delante». Extraído del libro «Un día de terapia, radiografía de las emociones» de Rafael Romero.

A menudo, vivimos con la mirada ensimismada en el futuro, en el mañana y no nos damos cuenta de que es un gran error ya que, nos impide aprovechar uno de los regalos más valiosos que tenemos, EL TIEMPO y el tiempo siempre es PRESENTE. Por ello, creo que es fundamental disfrutar de él, en ocasiones es difícil, claro que sí pero, siempre tenemos un pequeño porcentaje de influencia y de decisión en la calidad de los minutos que tenemos, eligiendo con quién lo compartimos o la manera que podemos hacerlo más sano y valioso para nosotros mismos.

 «La espera siempre es incómoda, pero aún más inquietante es no tener nada por lo que merezca la pena esperar»

Esta entrada ha sido enteramente motivada por uno de mis libros favoritos: «Un día de terapia, radiografía de las emociones» de Rafael Romero, aquí podéis encontrar más información del mismo.

¡Gracias!