¡Buenas!

En estos últimos días del año, suele ser habitual pensar los propósitos/objetivos que queremos conseguir para el nuevo año; que normalmente, son algunos de los que ya teníamos para éste que se acaba y por tanto, son listados cargados de frustración y culpabilidad. Por eso, quizás, podamos «cambiar» el enfoque y aprovechar, estos días para hacer una PARADA en el camino, parar de verdad, dedicarnos un rato a nosotr@s mismos y, analizar, desde la mirada más sana y contemplativa posible, cómo ha sido nuestro año. ¿Te apetece? -Sigue leyendo y te cuento cómo lo he hecho yo-.

  • ¿Cómo ha sido el 2019? ¿Bueno, malo, normal?

Cuando me he hecho esta pregunta, sinceramente, ¡no he sabido contestarla! y por eso, se me ha ocurrido escribir sobre ello, porque, quizás, te haya pasado lo mismo.

Nuestro estado emocional actual y la memoria pueden condicionar -significativamente- esta respuesta. La memoria puede habernos seleccionado recuerdos de los primeros meses del año, de estos últimos o, filtrado los más intensos emocionalmente de estos pasados 363 días, bien por ser positivos o por lo contrario.

Yo, para caer en menos sesgos, he abierto la galería de imágenes de mi móvil y he visto qué fotos había de enero a hoy; dónde las he hecho, con quién estaba, qué sentido tenían o por qué seguían ahí, sin ser borradas…

No os penséis que mis fotos son las típicas de los perfiles de Instagram, para nada: he viajado, conocido, vivido, descubierto y probado menos cosas/personas/experiencias de las que me hubiera gustado pero, a pesar de eso… ¡activo la balanza!:

  • CAMBIOS: he tenido muchos, quizás… ¡demasiados!. Algunos provocados por mí misma y otros, impuestos, no elegidos; pero todos, te obligan a re-adapatarte, a conocer otras facetas de uno mismo, a re-aprender y a aceptar las nuevas circunstancias. Al principio, duelen, luego… ¡se pueden llegar hasta a disfrutar!.
  • AMIG@SFAMILIA: a la mayoría,  los veo mucho menos de lo que me gustaría, algunos me acompañan a diario haciéndome la vida más llevadera pero tod@s, de la manera posible, siempre están en mi vida. La suerte, es que ellos también han tenido este año grandes cambios: muchos han sido padres, los que ya lo eran…siguen disfrutando de sus pequeños; algunos se han curado de una enfermedad, otros han afianzado sus compromisos sentimentales con bodas increíbles, intensas y cargadas con la misma cantidad de tequila, que de amor… y lo bueno… ¡que lo he vivido con ellos!.

Por supuesto, los que se fueron, nunca se van del todo; su recuerdo impulsa, ayuda día a día a seguir luchando, a darle algún sentido a las cosas…

Con mi mini parón, os imaginaréis que no puedo ser injusta con el 2019 que tantas cosas buenas nos ha dado, por tanto… ahora sí, contesto: ¡hemos hecho un buen año!. ¡Gracias! 🙂

Mi propuesta era ésta, hacer el esfuerzo de ver lo que hemos logrado, lo positivo, lo menos bueno pero visto «con cariño», con cuidado y no sólo lo que podremos lograr o mejorar el próximo año.

¡Quiérete/quiere y disfruta de la vida y del Nuevo Año!

¡Os deseo lo mejor para el 2020!

 

María.