¡Hola a tod@s!

Después de unas semanas de descanso y desconexión…¡ya estoy de vuelta!. Espero que vosotr@s también hayáis tenido vacaciones y que estéis pasando un buen verano.

Hoy, hablando con una amiga que coge vacaciones estos días me decía: «me he propuesto disfrutar del día a día, sin excesiva planificación» y… ¡qué bien qué hace! No puedo estar más de acuerdo.

A veces, nos generamos unas expectativas tan altas que cuando hacemos balance de las vacaciones decimos: «no he conseguido lo que me proponía» o «no me han cundido lo que pensaba». Por eso, creo que este es un consejo útil: expectativas ajustadas y adaptación al entorno y a las personas que nos rodean (que, normalmente no suelen ser las mismas que en nuestra vida diaria).
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Cambiando de tema,  hoy, quería destacar una de las consultas del Apoyo Psicológico Online de la Fundación Eduardo Punset, sobre asertividad y las habilidades sociales. Una persona, se definía con problemas para establecer  nuevas relaciones sociales por su inseguridad y por las malas experiencias que en su pasado había tenido. En el siguiente enlace podéis leer la consulta completa.

Mi respuesta fue la siguiente:

Por lo que nos comentas, los problemas en las relaciones sociales que últimamente estás sufriendo, pueden ser consecuencia de tus miedos e inseguridades personales. En ocasiones, como bien dices, el pasado aparece e intenta meternos miedo, haciéndonos creer que determinados problemas o errores que se cometieron en él, se van a repetir en nuestro presente y/o en nuestro futuro. Pero esto no es del todo cierto, no podemos olvidar que de los fallos se aprende y en caso de que aparezcan problemas similares, ya no los vamos a sufrir o al menos no con la misma intensidad.

Según Vicente E. Caballo, la conducta socialmente habilidosa es un conjunto de conductas realizadas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de esa situación mientras reduce la probabilidad de que aparezcan futuros “problemas”. Las habilidades sociales pueden definirse como un conjunto de hábitos (a nivel de conductas, pero también de pensamientos y emociones), que nos permiten mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos. Algunos ejemplos de habilidades sociales son: escuchar, iniciar una conversación, dar las gracias, presentarse, pedir ayuda, disculparse, expresar sentimientos, expresar afecto, pedir permiso, ayudar a los demás, compartir algo, negociar, emplear autocontrol y defender los propios derechos.

Es posible que hayas coincido con personas dañinas que te generen esa sensación de que el problema lo tienes tú y no ellas o que las malas experiencias vividas inconscientemente te determinen y te hagan desconfiar automáticamente de lo que hacen los demás. Creo que lo fundamental es que confíes en ti misma y en tus derechos; cuando te percibas menos débil e indefensa, podrás fiarte y tener relaciones satisfactorias con otros. Si algo bueno tenemos los humanos es esa capacidad para olvidar y para reconstruirnos, independientemente de las dificultades que hayamos vivido en nuestra infancia. Seguro que pronto aprendes a quererte y consigues olvidar las malas experiencias pasadas.

No olvidemos que aunque a veces no consigamos ver el sol, éste… ¡vuelve a salir!.

¡Gracias! 🙂

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