¡Buenas!
¿Qué tal lleváis el verdadero Otoño? Espero que bien aunque, al menos yo, necesito semanas para habituarme a los días sin sol y con frío y, sinceramente, no sé si algún día me llegaré a adaptar a ellos porque donde esté el verano…¡las demás estaciones me sobran!.
¡Por fin saco un rato para actualizar el blog! Llevo unas semanas con nuevos proyectos y más liadilla de la cuenta pero, en cuanto leí este artículo supe que sobre este tema trataría mi nueva entrada: La teoría de la Mente, ¿sabéis lo que es?.
El origen del concepto de «teoría de la mente» se refiere a la habilidad para comprender y predecir las conductas de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones, sus emociones y sus creencias. En un principio, este termino se hallaba asociado al estudio de las posibles causas del autismo; se proponía que la causa de los trastornos generalizados del desarrollo era una ausencia de la teoría de la mente. Sin embargo, en los últimos años ha habido numerosos estudios sobre este complejo concepto y su afectación en numerosas patologías.
Además de las relaciones científicas, esta teoría explica por qué los niños pequeños no nos pueden engañar a pesar de que algunos padres lo puedan pensar y justificar con ello alguno de sus «errores».

Tuve la suerte de realizar las prácticas de una asignatura de la carrera, psicología del desarrollo, en un colegio en el que pudimos replicar con los más pequeños el típico experimento para conocer cómo funcionaba su mente. La pregunta fue igual que la que realizan en este este vídeo de Redes a Joel (3 años) y Dani (8años), ¿qué piensas que hay dentro de la hucha?. La clave está cuando Joel ve que se han metido canicas en lugar de monedas (que es lo predecible y lo que suele haber dentro de las huchas) y le dice: ¿qué piensas que hay ahora dentro de la hucha? Él contesta bien: canicas. Cuando le pregunta que qué PENSARÍA que hay dentro de la hucha una persona que NO ha visto que las monedas se han cambiado por canicas y contesta CANICAS, significa que aún no tiene teoría de la mente, sin embargo Dani sí la tiene desarrollada; contesta MONEDAS. El niño de 8 años ya que es capaz de pensar que la otra persona no ha visto lo que él, cosa que el de 3 años aún no puede.

Creo que es útil conocer  lo que aún no se puede hacer por las meras limitaciones biológicas de la mente del ser humano para saber por qué un niño de 3 años no tiene esa capacidad «manipulativa» aún desarrollada. Lo ideal sería utilizar favorablemente estos «límites» de los más pequeños para ir ayudándoles en la identificación de las emociones propias y las de los otros y llegar, poco a poco, a que aprendan a empatizar con los sentimientos del otro y al famoso término de… ¡Inteligencia Emocional!.
¡Gracias! 🙂